El Mundial está a punto de empezar. Cuatro larguísimos años y medio de espera. Se atravesó una pandemia, un proceso de eliminatoria más que decepcionante, no es verano, es en un país más que extraño. Lo esperaste con emoción, pero ahora que está a punto de llegar, como que algo no está bien.
No es la misma emoción que hace 4, 8 o 12 años. Y no solo es por el pésimo momento de la Selección o el pésimo manejo deportivo de los directivos, ni siquiera por los intereses televisivos o el petardo del ‘Tata’. Algo simplemente no es igual.
No se siente el mismo ambiente de fiesta mundialista. ¿Un Mundial en un país donde te pueden azotar a latigazos por besarte en público? ¿Un Mundial en invierno? ¿Un Mundial en medio de una guerra que está a punto de convertirse en una guerra mundial? ¿En donde se dice que murieron cientos de trabajadores de la construcción de los estadios?
¿Recuerdas cuando te despertabas a las 4 am para ver los juegos de Corea-Japón? ¿Te acuerdas que llegaron a poner pantalla en tu salón de clases para ver el México vs Holanda de Francia ’98? No te vayas tan lejos, ¿recuerdas cómo gritaste el gol del ‘Chucky’ a Alemania? ¿Te imaginas esa sensación en este Mundial? Yo tampoco. Ni cerca.
Hay algo muy gris respecto a este Mundial. Puede ser la edad, el país, el invierno, la nostalgia o simplemente es un Mundial triste.