NO MÁS VIOLENCIA

Es estremecedor y escalofriante ver lo que hicieron estos descerebrados. No me había tocado vivir algo tan absurdo e injustificado y a la vez tan terrorífico en el fútbol mexicano.

Estoy más acostumbrado a imágenes del tipo “y algunos dicen que es solo fútbol” junto a un video enternecedor en el que un pequeño llora tras recibir de su ídolo una playera al final de un partido. O una madre narrando en la tribuna el juego a su hijo ciego. Historias que ponen la piel chinita y emocionan hasta las lágrimas, mientras uno recupera la fe en la humanidad.

Este 5 de marzo de 2022, algo se rompió para siempre en el fútbol. Aún no comprendo cómo un ser humano es capaz de golpear a otro hasta la inconsciencia por el color de su playera, y todavía seguirlo golpeando totalmente inerte. Solo alguien totalmente drogado y fuera de sí, o que se dedique a asesinar gente, no lo entiendo de otra manera.

Yo cometí el error de ver varios de los videos y fotos que circularon y esas imágenes no se van a borrar de mi mente. No se pueden “desver”. Esas famosas barras bravas son lo peor que la ha pasado al fútbol mexicano. Peor que Televisa y su corrupción. Peor que el América y sus campeonatos robados. Peor que Brizio en la Comisión de Arbitraje.

No puedo imaginarme volver a ir a un estadio de futbol sin pensar en lo que pasó y en lo que podría pasar cada partido que hay una barra presente. No volveré a pisar uno. Nunca llevaré a mi familia al estadio. nunca pondré mi vida y la de mi familia en peligro por apoyar a un equipo, porque eso es lo que implica ir al estadio en México.

Y en medio de esta terrible tragedia, también hubo héroes de todos tamaños, niños y adultos quitándose sus playeras y chamarras para que otros se cubrieran el “pecado” de ser visitantes y pudieran pasar desapercibidos. Gente sacando en sus autos a las familias visitantes para que los descerebrados no los vieran. Padres, hermanos, novios y esposos poniéndose como escudos humanos para proteger a sus familias a costa de su propia integridad. Algunos futbolistas como el portero Washington Aguerre que no se resguardaron, si no que permanecieron intentando hacer entrar en razón a las bestias. Mujeres arriesgando su vida y desgarrándose la garganta para intentar detener a los energúmenos. Locales ofreciendo sus casas, comida. El entrenador local abriendo el vestidor para que familias visitantes se resguardaran.

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