Derrota imprudente.
Así calificaría la derrota del Guadalajara el pasado sábado dentro del Mundial de Clubes; y es que no tuvieron prudencia, pues vinieron a ser eliminados en una fecha poco favorable porque de los más de 50 fines de semana que tiene el año, cayeron el mismo en el que el odiado rival se coronó en el torneo local.
Y sí, es verdad, el Mundial de Clubes lo juegan solo los campeones; pero no es válido como argumento para intentar borrar lo que sucedió. No se puede decir “es que tu equipo nunca ha jugado un Mundial de Clubes y Chivas sí” o “ya quisieras saber lo que se siente jugar con los campeones”, cuando se hizo alarde de la calificación a dicho torneo durante varios meses; al contrario, lejos de ser un escudo, debería ser un peso mayor el intentar demostrar lo que ningún equipo mexicano ha podido en ese certamen: la calidad del balompié azteca.
Tres conjuntos han llegado a un 3er lugar en el “Mundialito”, el más destacado fue Necaxa (2000) que ganó en penales al Madrid de (en aquél entonces) Steve McManaman, Fernando Morientes, Raúl González, Fernando Hierro y Samuel Eto’o; Monterrey (2012) y Pachuca (2017) los otros dos cuadros que acompañan a los Rayos. Es cierto que el América lo ha intentado con resultados similares al rebaño, pero seamos claros, Chivas buscaba esta oportunidad desde hace muchos años y la tiró a la basura al no saber manejar un partido porque lo ganaba desde el saque, prácticamente; le dieron vuelta 3-1 y fue ahí cuando el rojiblanco recordó que eran futbolísticamente superiores a los asiáticos, colocaron el 3-2 y estuvieron cerca de empatarlo, pero el tiempo ya no lo permitió.
Hoy, Chivas, no te queda más que ganar “el de la honrilla” (que de eso no le veo nada) y obtener un quinto lugar a nivel mundial, resultado que por cierto también es engañoso pues otros equipos infinitamente superiores a cualquiera de nuestra liga, no compiten ahí; además no pudiste ganarle al Kashima que, a diferencia de lo que tu afición pronosticaba: ellos sí van a enfrentar al Real Madrid.